Es que Coliumo parece titularse así simplemente como un gesto de homenaje pero también sigue en la línea un título típicamente Tresiano, que nos refiere a Chile, a la cultura propia, al ethos guachaca del país, como en "Fome" o el insatisfactorio "Hágalo Ud. Mismo". Las canciones son medio terremoteadas, sí; pero NO por cargarnos con sentimentalismo en clave Zafrada-Style , más bien nos acercan a esas atmósferas angustiosas a veces, tensas, perturbadas, oscuras que lograron tan bien en el célebre "Fome". Y es que no hay alusiones directas en las letras a la tragedia o al morbo de la desgracia propia/ajena, así que podemos respirar tranquilos. *Nota mía: ¿se acuerda alguien de cuando el Zafrada cantó con "pálibak" en el Festival de Viña? Patético.
Coliumo es un disco trascendido por un sentimiento enrarecido. Hay una tristeza que quedó atascada por ahí, "este dolor lo voy a disfrutar" admite Guatón Henríquez en un verso que más que masoquista es descaradamente melancólico. La melodía es dulcemente triste. Por otra parte pareciera que al Álvaro no le importó mucho que la acentuación de las palabras NO coincida con el ritmo de la música ("Con un solo Pajaró", por ejemplo). Me gusta pensar que eso es un signo de composición en torno a la letra: un interés en que la canción diga lo que se quiere decir, aunque suene raro musicalmente. En cuanto a instrumentación, el arpegio limpio lo lleva en brazos a uno, y el solo final de Pedal Steel con Wah-Wah, es para llorar o para soñar, según el oyente lo desee. De algún modo, subraya la precariedad, la fragilidad expresada en versos como "Y sin embargo me hice la mañana / en medio de la nada / con un par de ramas". La vida, las tristezas y todo en este país se hace así, con un par de ramas no más.
La presencia de Tánatos anda rondando por el álbum. ¿Viene la muerte en la Carabela de la portada, navegando sobre un mar de fuego? "Cárcel, Hospital y Cementerio" nos habla del amor terrenal, no en un sentido sexual, sino en ese amor violento (oh!) que lleva a la muerte, a la autodestrucción, a volverse un crápula por seguir a una mujer: "Tengo predilección por la tragedia [...] yo juraba matar y robar por tí". Incluso las cuecas "En el banquillo" y "En capilla" -homenaje al Tío Roberto, era que no- giran en torno a un personaje a punto de ser fusilado. Coliumo no es una grabación solar; los colores desteñidos de la portada (como en "La Espada y La Pared" y sus otros discos antiguos) sugieren ese ambiente nublado, medio apesadumbrado, musical y líricamente.
Ahora, a propósito de las cuecas, insisto en la atmósfera. No están las frecuencias altas y brillantes, no hay acordeones, el arreglo es minimalista; no hay gritos muy vivaces y chacoteo de fondo durante el "paseo" de la cueca; el cantor parece desganado y sólo las guitarras rasguean sobre una firme base rítmica de un bajo acústico que se hace tétrico por alguna razón; me hace pensar en una fonda surrealista maldita, una cueca fúnebre, siguiendo la letra. No son festivas, son oscuras, turbias.
Es que el diálogo de Los Tres con el Folklore no es de pose, no es de muestrario, de museo. No es un objeto curioso; es un vehículo de expresión como sus temas más rock y más radiales; la herencia del Jazz Guachaca del Tío Roberto en canciones como Diabla, dialoga directamente con "Where Did You Sleep Last Night?", esa canción que muchos creen que es de Nirvana (cover ÉPICO de Cobain y compañía), pero en realidad es parte de la tradición Folk estadounidense, que Los Tres aquí supieron reescribir.
La tristeza, dije antes, es descarada. "Quiero llorar / No puedo hablar / Ser un gigante menor de edad" reconoce también la voz de "Y para qué". Una tristeza inexplicable, inadmisible, que no se puede expresar, y es que en realidad, "para qué llorar en la mañana / cuando ya sé que nieva en la montaña". Anda a saber tú cuál es la montaña que le nieva al Álvaro Henríquez y cía., pero al respetable no le faltara la suya propia para musicalizar con el tema. "Las cosas que no dije / ya no te asombra / que sean tan tristes". La intro no deja de recordar las baladas rock chilenas de los años 60', con su guitarra limpia (Pedal Steel con Delay) lo que es sencillo pero interesante: suma la nostalgia abuelística de las canciones antiguas, a la melancolía del tema. Es como ponerle letra melancólica a "Sleepwalk" de The Shadows, por decirlo así.
Y es que a propósito de eso último, más que aventurarse en nuevos territorios, Los Tres vuelven a aquellos que les resultan más cómodos, recordándonos un poco sus producciones pasadas. Quizá a estas alturas de la vida no van a revolucionar el Rock Nacional si el legado indiscutible ya lo dejaron en los 90' (el "Fome" es realmente lo máximo), pero me parece una decisión un poco más madura hacer lo que saben hacer, y hacerlo bien hecho... no les pidamos innovar a estas alturas. Pienso en bandas como R.E.M. que sacan un disco de madurez (Collapse Into Now) y se parece a los antiguos, pero no como una banda tributo profesional, sino como un grupo bien sólido, que ya conoce sus fortalezas y las sabe explotar. Quizá haya una edad en la que ya no se está para experimentar. El Álvarito está mas viejo, claro, pero igual hace canciones bonitas, y bueno Ángel Parra es Ángel Parra, fin de la historia.
"Hágalo Ud. Mismo", el disco "de regreso" de los Tres, había sido un disco más bien charchita... débil, sin mucho foco, canciones que suenan a relleno y un par de aciertos por ahi ("Camino", "Cerrar y Abrir"). En comparación, Coliumo es más leal a si mismo, es el sonido de la banda sin floreos innecesarios y forzados (En serio, ¿qué era esa cazuela de ruido al final de "No Me Acuerdo" en el disco anterior?).
Para dejar de aburrir al Excelso Lector, quiero referirme al tema que da título al disco. Coliumo es uno de dos instrumentales que nos ofrece el disco, y recuerda un poco a Los Tres que hacían cosas como V & V en sus primeros años. Probablemente no es la primera vez que lo hacen, pero la mezcla de una Cueca, con su buen bajo acústico, su percusión tradicional y su buen "charrasqueo" de guitarra, combinado con una Pedal Steel en una tradición completamente extranjera, un sonido más propio del Rock de los 60', es una muestra de las raíces musicales de Los Tres. Pero también, de las raíces de una generación. Sus breves dos segundos y algo de surrealismo (el arreglo musical de cueca, con acordes que no son de cueca, descontextualizado, sin letra, mezclado, en fin, raro, es propio de una atmósfera de "sueño"). Una pequeña melodía posmoderna, cinematográfica, que resulta sencilla y desconcertante al mismo tiempo, pero que dan ganas de estarla escuchando toda la noche.
Hoy, Coliumo me hizo la mañana tarde. Y quizá siga siendo así un par de semanas más.
#LasPondríaEnRepeatTodoElDía: "Hoy me hice la mañana" / "Coliumo" / "Y Para Qué"